Las patologías se
clasifican en primarias y secundarias, se puede comparar con una enfermedad
médica; la clasificación por gravedad es esencial ya que de acuerdo al grado de
gravedad se podrá actuar para la asignación debida de tratamiento; las
patologías arquitectónicas se clasifican en dos tipos de lesiones, las directas
e indirectas; las directas se clasifican en lesiones químicas, que son aquellas
producidas por la humedad, contaminación y organismos, las lesiones mecánicas
dadas por cargas y empujes; y las físicas son consecuencia de lluvias y
vientos; existen otro tipo de lesiones, las indirectas, estas ocasionadas por
errores proyectuales, mala ejecución, materiales defectuosos, error de uso y
por organismos vivos; La importancia del conocimiento de patologías y su debido
tratamiento, es una responsabilidad arquitectónica que tiene ramificaciones
importantes como lo es el patrimonio, las obras arquitectónicas ya consideradas
patrimoniales y las que lo serán contienen procesos constructivos y
materialidades que cuentan una historia, que viene siendo la esencia, esta
tiene una relación entre lo construido y lo relatable, lo históricamente
valorado y reconocido por personas del común por tradición oral que va de
generación en generación; las personas del común creen que no tienen una
relación con la arquitectura pero realmente la tienen de una manera indirecta,
esta es muy fuerte, ya que el ser humano
es el corazón de la arquitectura, son la que la hacen ser, al mismo tiempo el
ser humano es aquel que la debe cuidar.
Chiappero, R. O.,
& Supisiche, M. C afirman “Conocer la evolución del material con la acción
del tiempo, del clima y también del hombre y avanzar en los métodos de
intervención que garanticen la conservación o puesta en valor del mismo, no es
otra cosa que profundizar seriamente en la valoración de nuestro patrimonio e
identidad”, como profesionales y estudiantes de la arquitectura, debemos
valorar estos conocimientos y ponerlos en práctica, la arquitectura es la línea
del tiempo, es la historia tangible escrita en un mundo diariamente cambiante,
darle valor a cada obra arquitectónica crearía un capítulo más de un libro
entero de historia, darle a conocer algo de las técnicas de cuidado a las
personas ajenas a esta ciencia, potenciaría al cuidado y manejo de los
inmuebles que hoy día muchos están abandonados y algunos levemente estudiados,
restaurados y conservados.
REFERENCIA:
Chiappero, R.
O., & Supisiche, M. C. (2003). Arquitectura en tierra cruda: breves
concideraciones sobre la conservación y la restauración. Nobuko.
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