El adobe ha sido una
técnica que por su rentabilidad y economía, hoy día sigue utilizándose, se cree
que en su mayoría es empleada por personas de bajos recursos, estas opiniones
cometen el error de generalizar, actualmente los arquitectos usan la
re interpretación de lo antiguo con lo moderno, esto ha jugado muy bien, ya que
la arquitectura que usa esta técnica no muere y estéticamente es un aporte
importante al arte; afirma Guido. A.: “Tengo para mí, que la arquitectura como
la música o la poesía, nace y prospera al amparo de la riqueza étnica, de la
belleza del alma y naturaleza de un pueblo.” Esta arquitectura tiene una riqueza
infinita, el proceso constructivo le brinda un lazo importante entre el hacer y
el sentir, el importante valor que se le atribuye a cada uno de sus materiales que
son provenientes de la madre tierra, el barro, la caña, arcilla, limos, pasto
seco, etc. Hacen que cada uno de los segundos de la elaboración haya un
conocimiento y una cultura palpable que de generación a generación ha
contribuido a la construcción de la arquitectura como un libro de infinitas
páginas, la cual le aporta a la naturaleza y esencia de un pueblo.
Para tener un país
que le dé valor a aquello olvidado por los civiles, se tiene que trabajar poco a
poco en la conciencia colectiva, para una correcta valoración de lo
nuestro, el adobe es hoy en día una técnica sobre valorada, se tiene toda una
carta de “exquisitos” materiales amigables con el medio ambiente y su
utilización adecuada, es decir, creativamente de todo eso que le
atribuye un valor importante desde la perspectiva de territorio y sociedad,
este plus impone humildemente, el derecho al reconocimiento y utilización
activa de esta maravillosa técnica, que no solo ha sido testigo de hechos
históricos importantes, sino también de indiferencia y menosprecio.
Referencia:
Guido,
A. (1925). Fusión hispano-indígena en la arquitectura colonial. La Casa del
Libro.